2. La Fuente de la Cascada
Se dice que éste es el único jardín húmedo de Gaudí. Aquí no falta el agua. En primer lugar, el terreno está cruzado por el río Llobregat y en segundo lugar, una serie de fuentes nos acompañarán durante todo el recorrido. Estas fuentes, originariamente naturales, se realizaron aprovechando el agua que se infiltraba de forma natural en la roca. Actualmente, debido a la sequía durante estos últimos años, el agua proviene de un canal. Por este motivo, no es recomendable beberla.
La gran particularidad de los Jardines Artigas es la integración de la naturaleza y la arquitectura, una característica muy común en las obras de Gaudí.
Esta integración se consigue, en primer lugar, con la utilización de materiales propios de la zona, como por ejemplo, cantos rodados, losa, pizarra, piedra tosca, piedra caliza y cemento. Así, la obra se fusiona con el entorno natural y, al mismo tiempo, se garantiza que los materiales resistirán las condiciones meteorológicas de la zona.
En segundo lugar, la integración también se manifiesta en la elección de la vegetación. Se trata de plantas autóctonas o introducidas aquí desde hace muchos años: boj, pinos, chopos, abetos, boj acebo, plataneros bordos… Pero los albañiles del Parc Güell trajeron con ellos un original regalo, dos especies no autóctonas: una palmera (o palmito) y yucas, que debían ser plantadas en el parque de Barcelona y que estuvieron aquí durante muchos años. Actualmente encontramos la réplica de la palmera original en el centro de la plazoleta enfrente de la cascada.
Antoni Gaudí encontró en la naturaleza su principal fuente de inspiración. Echemos un vistazo a la Fuente de la Cascada, delante de nosotros.
El agua resbala por una pared semicircular de piedra tosca, cubierta por musgo y cae en una balsa, cuya pared está revestida con cantos rodados. Antiguamente, en el agujero de mayor tamaño de la parte superior de la cascada, había la figura de un ángel, del que se perdió la pista durante la Guerra Civil. En el momento de la restauración de los jardines, al no encontrar esta figura y siguiendo tan estrictas las normas de restauración, no se pudo restituir. Recuerde este ángel, ya que todo nos indica que ciertamente existió y en la próxima parada le ayudará a descubrir el secreto mejor escondido de los jardines.
A la izquierda de la cascada, un pequeño banco hecho con piedra pizarra en forma de escama de pescado, invita a escuchar el murmullo del agua.
A la derecha, el mural que imita a la naturaleza, representando unos troncos de árboles, engaña a nuestra vista la vista: no es madera lo que vemos, sino cemento. Más adelante, descubrirá la técnica.
Si nos damos la vuelta, mirando al río, vemos una barandilla revestida de forma irregular con pequeñas piedras calcáreas y flanqueándola, unas grandes jardineras de piedra tosca.
Seguiremos nuestra visita por el sendero que nos queda a la izquierda y giraremos de nuevo a la izquierda, adentrándonos en un bosque de pinos.
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Servicios incluidos2. La Fuente de la Cascada
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